A principios de mayo va
desapareciendo el aroma erotizante de los naranjos y sus flores de azar en
Hermosillo y entra de pronto el calorón: 42 grados a las 12 del día y así hasta
septiembre y octubre. Los más afortunados pueden meterse en sus cápsulas de
autos y casas que guardan las condiciones de presión y temperatura propias del
planeta Tierra. Como si anduvieran en la Luna.
En el auditorio que fue la casa de Ernesto Uruchurtu se
presenta un libro: Yo fui Plutarco Elías
Calles, de Alfredo Elías Calles, nieto del expresidente sonorense,
originario de Guaymas (la única ciudad mexicana que ha dado tres presidentes:
Adolfo de la Huerta, Abelardo Rodríguez y Calles). La presentación empieza con
un estupendo texto del historiador Ignacio Almada y después oímos la
apasionada, divertida, comprometida, parcial, disertación de Alfredo Elías
Calles. Y se recuerda, pues, el papel del sonorense en la Revolución mexicana:
la instauración del Banco de México y la invención del PRI al final de una
década (1929), cuando Calles vuelve de Europa entusiasmado con el fascismo de
Italia y quiere hacer un partido de ese estilo.
Se vive en la entidad el conflicto entre dos ciudades
hermanas. Las aguas del río Yaqui, desde la presa del Novillo, se distribuirán
ahora para consumo humano en Hermosillo y para uso agrícola en Ciudad Obregón.
Muchos reprueban que el gobernador panista Guillermo Padrés Elías —con el apoyo
explícito del presidente Calderón, el celoso guardián de la legalidad nacional—
desaire la resolución de un juez federal que ha ordenado la interrupción de las
obras del largo acueducto de 113 kilómetros cuando está firme el desacato por
lo que toca a uno de los dos amparos.
Dicen en el valle del Yaqui que el agua no alcanzará ni
siquiera para una cosecha al año, estando como está ahora la presa del Oviachi
medio vacía o medio llena. Pero en Hermosillo el año que entra no habría agua
ni para lavarse las manos.
En Pueblo Yaqui en casa de la profesora
María Dolores Quiroz de Munguía algunos exalumnos, amigos, agricultores, pasan
a tomar cerveza y a degustar la carne asada (“clasificada”, dicen los
sonorenses) y saltan las fantasías políticas de cada quien. Muchos, la mayoría,
dicen que votarán por la “opción moral”, Andrés Manuel López Obrador.
“Va a ganar, de calle, pero no lo van a
dejar. Le van a volver a hacer fraude. No podemos apoyar al partido de un
gobernador que se ha encargado de dividir al Estado ni al PRI de Eduardo Bours
que promovió la impunidad para los responsables de la guardería.”
Más allá de la dicordia que proviene
del río progenitor, como en todos los pueblos y ciudadas del país, se animan y
reaniman los mentideros políticos de los cafés y las neverías, o en los
mercados. Unos reprueban que se hayan atropellado los derechos de una
trabajadora doméstica a la que acusan del robo de 500 mil pesos en efectivo en
la casa del Gobernador. Otros critican que hayan tomado por asalto una notaría
en Ciudad Obregón. Reprueban que el Gober utilice la Contraloría para manchar
los expedientes de presuntos candidatos de la oposición. Y extraña, pues, en
una región del pais en el que el PRD no pinta mucho, que casi todas las
personas que uno encuentra en la calle o en los ejidos, o entre el público del
beisbol llanero, le digan que van a votar por López Obrador. Para así salvar la
estirpe revolucionaria de los sonorenses.
@Campbellobo
http:horalelobo.blogspot.com/
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