martes, 15 de mayo de 2012

Tierra consentida


A principios de mayo va desapareciendo el aroma erotizante de los naranjos y sus flores de azar en Hermosillo y entra de pronto el calorón: 42 grados a las 12 del día y así hasta septiembre y octubre. Los más afortunados pueden meterse en sus cápsulas de autos y casas que guardan las condiciones de presión y temperatura propias del planeta Tierra. Como si anduvieran en la Luna.
  En el auditorio que fue la casa de Ernesto Uruchurtu se presenta un libro: Yo fui Plutarco Elías Calles, de Alfredo Elías Calles, nieto del expresidente sonorense, originario de Guaymas (la única ciudad mexicana que ha dado tres presidentes: Adolfo de la Huerta, Abelardo Rodríguez y Calles). La presentación empieza con un estupendo texto del historiador Ignacio Almada y después oímos la apasionada, divertida, comprometida, parcial, disertación de Alfredo Elías Calles. Y se recuerda, pues, el papel del sonorense en la Revolución mexicana: la instauración del Banco de México y la invención del PRI al final de una década (1929), cuando Calles vuelve de Europa entusiasmado con el fascismo de Italia y quiere hacer un partido de ese estilo.
  Se vive en la entidad el conflicto entre dos ciudades hermanas. Las aguas del río Yaqui, desde la presa del Novillo, se distribuirán ahora para consumo humano en Hermosillo y para uso agrícola en Ciudad Obregón. Muchos reprueban que el gobernador panista Guillermo Padrés Elías —con el apoyo explícito del presidente Calderón, el celoso guardián de la legalidad nacional— desaire la resolución de un juez federal que ha ordenado la interrupción de las obras del largo acueducto de 113 kilómetros cuando está firme el desacato por lo que toca a uno de los dos amparos.
  Dicen en el valle del Yaqui que el agua no alcanzará ni siquiera para una cosecha al año, estando como está ahora la presa del Oviachi medio vacía o medio llena. Pero en Hermosillo el año que entra no habría agua ni para lavarse las manos.
  En Pueblo Yaqui en casa de la profesora María Dolores Quiroz de Munguía algunos exalumnos, amigos, agricultores, pasan a tomar cerveza y a degustar la carne asada (“clasificada”, dicen los sonorenses) y saltan las fantasías políticas de cada quien. Muchos, la mayoría, dicen que votarán por la “opción moral”, Andrés Manuel López Obrador.
  “Va a ganar, de calle, pero no lo van a dejar. Le van a volver a hacer fraude. No podemos apoyar al partido de un gobernador que se ha encargado de dividir al Estado ni al PRI de Eduardo Bours que promovió la impunidad para los responsables de la guardería.”
  Más allá de la dicordia que proviene del río progenitor, como en todos los pueblos y ciudadas del país, se animan y reaniman los mentideros políticos de los cafés y las neverías, o en los mercados. Unos reprueban que se hayan atropellado los derechos de una trabajadora doméstica a la que acusan del robo de 500 mil pesos en efectivo en la casa del Gobernador. Otros critican que hayan tomado por asalto una notaría en Ciudad Obregón. Reprueban que el Gober utilice la Contraloría para manchar los expedientes de presuntos candidatos de la oposición. Y extraña, pues, en una región del pais en el que el PRD no pinta mucho, que casi todas las personas que uno encuentra en la calle o en los ejidos, o entre el público del beisbol llanero, le digan que van a votar por López Obrador. Para así salvar la estirpe revolucionaria de los sonorenses.

@Campbellobo
http:horalelobo.blogspot.com/

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