Cuando algo es
falso, cuando una cosa no es lo que parece, cuando un anillo es de cobre pero
su portador lo presume como de oro, la sabiduría o la cruel ironía del
sardónico sonorense le hace decir:
—Sí, oro de Cananea.
Porque lo único que hay en Cananea es
cobre. Es como decir no me des gato por liebre. Y en eso estamos con lo de las
minas de oro mexicanas. No nos pertenecen. Las regalamos, por el tradicional
servilismo de los presidentes mexicanos ante los extranjeros. Para nosotros son
como si fueran de cobre.
Dice Nicolas Casey en un reportaje de The Wall Street Journal del 18 de julio,
y firmado en Mescala, que en Los Filos, Guerrero, hay un yacimiento de oro del
tamaño de un edificio y los periodistas mexicanos, en su dulce y dilatada
siesta, no se han dado cuenta. De tal o cual mina en Sonora o en Zacatecas
salen al año cientos de miles de lingotes. Qué chulada los mexicanos. Les
encanta regalar sus riquezas. Basta controlar a un solo hombre: al Presidente
de la República.
El depósito subterráneo en las montañas
de Guerrero es de unos 300 metros de profundidad y 150 metros de ancho. Según
las mineras, podría tratarse de uno de los descubrimientos más concentrados en
México de los últimos 50 años.
Es que es muy cara la inversión,
no tenemos capital, dicen los Fox o los Calderón. Si dejamos que los
canadienses se lleven todo el oro por lo menos abren fuentes de trabajo y nos
pagan impuestos. Goldcorp pagó 218,5 millones de dólares en impuestos en 2011 sólo por su
mina de Peñasquito, según la empresa.
Todos contra México, pues. Que se lleven el oro, las piezas
arqueológicas, los collares de obsidiana, los pericos, el petróleo. Que pongan
ellos los bancos, que se lleven las ganancias a Bilbao y a Londres o a
Montreal. Nosotros somos muy poca cosa. No podemos. Tenemos un problema: somos
mexicanos. Ni siquiera somos capaces de organizar elecciones limpias. Y así el
oro nuestro no alcanza a ser ni siquiera cobre. Es oro de Cananea.
Entre las cosas interesantes que dijo
el general colombiano Óscar Adolfo Naranjo cuando andaba buscando chamba, hace
unas semanas en el programa de Carmen Aristegui, había una referida a las
drogas y otra a las minas de oro. Dijo el general —que ya tiene quien le pague—
que ahora las metanfetaminas y las drogas de laboratorio son mejor negocio que
el de la cocaína. Porque las drogas sintéticas son más asépticas y más discretas
de consumir incluso a la vista de todo el mundo, mientras que el pericazo tiene
que ser en el baño de los restaurantes o de las discotecas. Pero contó algo más
en su impecable español el colombiano. Muy elegante él, muy articulado,
hablando como sólo puede hablar un colombiano. Reveló que ahora los
narcotraficantes se están dedicando a la minería de oro, de manera informal y
clandestina, sin permiso de los gobiernos. Porque el oro es lo que rifa ahora,
más que la coca, más que las metanfetaminas, más que el lavado de dinero por la
vía legal financiera que se permite en México.
¿Cuánto pesa un lingote? A saber. La
onza pasó de valer 700 dólares en 2007 a 1,851 en 2012.
La producción de oro en México, se
incrementó 100 por ciento en lo que va del infausto sexenio de Felipe Calderón.
Pasó de 43.7 toneladas en 2007 a 87 toneladas en 2011. El año pasado el país
pasó a integrar la lista de los diez mayores productores de oro del mundo,
extrayendo más de 86 toneladas del metal precioso, tres veces más que lo que
producía hace diez años y más que otros pesos pesado de Sudamérica como
Argentina y Chile.
El único problema es que ese oro es
mexicano pero no de México. Pertenece a empresas canadienses.
Este año el yacimiento de Peñasquito,
de la compañía Goldcorp, en Zacatecas, producirá 500 mil onzas de oro y así
será la mayor mina de oro mexicana que no es de México.
Dicen las foráneas empresas que lo que
les atrae de México son sus leyes mineras porque les permiten que se queden con
gran parte de las ganancias de sus inversiones. Bajo las leyes federales deben
solicitar una concesión de derechos de minería al gobierno de México y operar a
través de una empresa mexicana. Sin embargo, la compañía local puede pertenecer
por entero a manos extranjeras.
Todo está preparado para quedar bien
con el capital extranjero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario